02/07/2019
El calentamiento global como causa del estrés por calor de la persona trabajadora.
En fecha de 1 de julio, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha publicado el informe “Working on a warmer planet. The impact of heat stress on labour productivity and decent work”, que en traducción libre al español podría titularse como “Trabajando en un planeta más cálido. El impacto del estrés térmico en la productividad laboral y el trabajo decente”.
Ese informe ha sido difundido a través de la página web de Noticias de la OIT con el título “Se prevé que el aumento del estrés térmico provocado por el cambio climático traiga consigo una pérdida de productividad equivalente a 80 millones de puestos de trabajo”. En el desarrollo de este titular, la noticia sigue incidiendo en el hecho de que “con arreglo a esas proyecciones, basadas en un aumento de la temperatura mundial de 1,5°C para finales del presente siglo, se prevé que en 2030 se pierda el 2,2% de las horas de trabajo en todo el mundo como consecuencia del aumento de la temperatura, porcentaje equivalente a 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo. Ello conllevará pérdidas económicas a escala mundial de 2.400 billones de dólares”.
Estas cifras ya dan una idea clave del objeto de este informe de la OIT, consistente en cómo puede afectar el proceso de calentamiento global respecto de la existencia de empleos y de la productividad en el trabajo, particularmente en aquellos sectores más expuestos a los cambios climatológicos (construcción y agricultura, los cuales, por cierto, tienen una gran importancia en España). Eso ocurriría, justamente, por que para muchos trabajadores seria insoportable trabajara a tan altas temperaturas que hagan que su cuerpo experimente una situación de estrés por calor, o también conocido como estrés térmico. Ello puede tener indudables consecuencias en la salud del trabajador y en su manera de trabajar, en relación al rendimiento que le es exigido y a su productividad.
Junto a ello, el informe aborda que países o territorios son los más expuestos a que el calentamiento global afecte a las condiciones de trabajo de los trabajadores, lo que es muy interesante a efectos de evaluar las consecuencias que puede tener respecto de los movimientos migratorios de personas.
Por último, el informe también contiene a mi parecer importantes reflexiones sobre la toma de conciencia que debe realizarse respecto de la interrelación entre el calentamiento global y la evolución de determinados cambios sociales en nuestra sociedad, como el proceso de envejecimiento.
A continuación, voy a describir brevemente las principales ideas del informe, que sobre todo están incluidas en su resumen ejecutivo, pero simultáneamente iré incidiendo en aquellos aspectos que me han parecido más interesantes, haciendo especial referencia cuándo el informe ha destacado, por alguna razón, determinados problemas que pueden afectar especialmente, o pueden acrecentarse respecto a España.
1. Según la OIT, el calentamiento global hará que el estrés térmico sufrido por los trabajadores y los fenómenos de temperaturas extremas sean eventos más comunes y frecuentes, con el resultado consiguiente de pérdida de puestos de trabajo y de productividad.
Según el informe, el estrés térmico se refiere al calor soportado más de lo que el cuerpo puede tolerar sin sufrir deterioro fisiológico. Tal exceso de calor aumenta los riesgos laborales y la vulnerabilidad de los trabajadores; puede llevar a un golpe de calor y, en última instancia, incluso a la muerte.
La OIT se dirige al mundo del trabajo para que responda a esa constatación, particularmente a través de la adopción de políticas de adaptación y de acciones para protejan a los trabajadores ante esas condiciones de trabajo; que se apruebe una estrategia general para mitigar el cambio climático y limitar nuevos aumentos de temperatura; también la creación de reformas estructurales para ayudar a los trabajadores agrícolas a lograr la transición a otros sectores así como otras medidas de preparación ante riesgos climáticos. La OIT también aboga por la adopción de un enfoque coherente con la Agenda 2030 de Desarrollo económico sostenible.
2. La OIT constata como el calor es un peligro para la seguridad y la salud en el trabajo.
Según la OIT, el estrés térmico ocurre generalmente a temperaturas superiores a 35 ° C y en condiciones de alta humedad. Ello supone un factor de riesgo para la salud en el trabajo, además de restringir las funciones y capacidades, la capacidad de trabajo y la productividad del trabajador. En este sentido, el "agotamiento por calor" se produce cuando la temperatura corporal supera los 39 ° C, lo cual se asocia con una reducción de la productividad laboral, una mayor prevalencia de errores relacionados con el trabajo y un mayor riesgo de lesiones accidentales en el lugar de trabajo. De hecho, la exposición a niveles excesivos de calor puede provocar un golpe de calor, a veces incluso con un resultado fatal.
Dice el informe que los trabajadores de todos los sectores pueden verse afectados, pero ciertas ocupaciones están especialmente en riesgo porque implican un mayor esfuerzo físico y/o tienen lugar al aire libre. Tales trabajos se encuentran normalmente en la agricultura, bienes y servicios ambientales (gestión de recursos naturales),la construcción, la recogida de residuos, los trabajos de reparación de emergencia, transporte, turismo y deportes. En todo caso, los trabajadores industriales en ambientes interiores también están en riesgo si los niveles de temperatura dentro de fábricas y talleres no están regulados adecuadamente. Como añade e informe, a altos niveles de calor, realizar tareas de oficina y de escritorio básicas se vuelve difícil a medida que aumenta la fatiga mental.
De interés es en este punto que la OIT se haga eco de un artículo realizado en España por Martínez-Solanas, É.; López-Ruiz, M.; Wellenius, G.A.; Gasparrini, A.; Sunyer, J.; Benavides, F.G.; Basagaña, X. 2018. “Evaluation of the impact of ambient temperatures on occupational injuries in Spain”, in Environmental Health Perspectives, Vol. 126, No. 6.
Conforme a lo que expresa el informe de la OIT, en aquel artículo se evaluó la relación entre la temperatura ambiente y las lesiones ocupacionales en España durante un período de 20 años comprendido entre 1994 y 2003, y se estimó que el 2,7% de todas las lesiones de este tipo podrían atribuirse a temperaturas ambientales no óptimas, entre las que se encontraban la temperatura extrema. Como se recalca en el informe, esta tasa de lesiones profesionales equivale a una pérdida anual de 42 días hábiles por cada 1.000 trabajadores, lo que representa el 0,03% del PIB de España en 2015.
3. La OIT prevé que debido a la elevación de las temperaturas en un 1.5ºC a final de siglo, y con ello las situaciones de estrés térmico, se reduzca la cantidad de horas totales de trabajo en todo el mundo en un 2,2% y el PIB mundial en $2,400 mil millones en 2030.
Por lo que hace a España, el informe señala en una de sus tablas que mientas en 1995 el número total (en miles) de horas perdidas en trabajos a tiempo completo fue de 2.7 (0,02%),esa cifra se incrementará en 2030 a 7.7 (con un porcentaje del 0,03%).
Ahora bien, la OIT advierte de unas proyecciones más realistas que un aumento del 1.5ºC que parte de la base de que muchos trabajos se realizan a la sombra, cuando la verdad es que en la construcción y en la agricultura se realizan al sol. La consecuencia de ello, es que las pérdidas de horas de trabajo en todo el mundo en 2030 se pueden ir al 3,8%, que es el equivalente a 136 millones de empleos de tiempo completo. En este punto, a medida que el calentamiento global continúe más allá de 2030, se espera que el aumento de la temperatura disminuya aún más la productividad laboral.
Siguiendo esta última previsión (conocida como ruta o previsión RCP6.0, que equivale a considerar que el aumento de la temperatura a finales de siglo, en 2085, será de al menos 2.7ºC),el Informe toma como base una serie de países donde se pueden calcular las consecuencias de este calentamiento global (por ejemplo, Turquía, Albania, Chipre, Georgia, Azerbaijan Israel Turkmenistan Uzbekistan Tajikistan),entre los que también se encuentra España. De hecho, el informe expresa que, si bien en España el impacto puede ser menor que otros países, la poca ambición que se está tomando en este ámbito resultaría en la pérdida de más horas de trabajo para los trabajadores de todos los sectores (no solo en la construcción y en la agricultura, sino también en los servicios).
Así, tomando la previsión o ruta RCP6.0, en España podría darse el caso que en 2085:
-Las horas perdidas en la agricultura y en la construcción pasasen de 0,23 en 2030 al 0,7.
-Las horas perdidas en la industria pasasen de 0,08 en 2030 al 0,8 en 2085.
-Las horas perdidas en los servicios pasasen de 0,01 en 2030 a 0,1 en 2085.
4. Según la OIT, el estrés por calor es más frecuente en los países con déficit de trabajo decente y se distribuye de forma desigual geográficamente y por sectores de actividad.
Dice el informe que, en general, los países más afectados por el estrés térmico tienen tasas más altas de pobreza laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia. Además, los grupos y comunidades de población desfavorecidos y vulnerables, incluidos los pueblos indígenas y tribales que dependen de los medios de vida agrícolas o costeros, corren un mayor riesgo de sufrir las consecuencias adversas del aumento de la temperatura. Dado que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas hace hincapié en el logro simultáneo de objetivos ambientales, sociales y económicos, vale la pena señalar que los países que se espera sean los más afectados por el estrés térmico son también los que tienen mayores déficits de trabajo decente. Un patrón general para la mayoría de los países es que cuanto mayor sea el número de horas de trabajo que se espera perder como resultado del estrés por calor, menor será la cobertura de sus sistemas de protección social.
Respecto a la distribución desigualitaria del impacto del estrés por calor, la OIT expresa que la reducción prevista de las horas de trabajo en 2030 asciende a alrededor del 5 por ciento tanto en el sur de Asia como en África occidental.
En este sentido, se prevé que las subregiones europeas experimenten un impacto menor, y se prevé que sus pérdidas de productividad sean inferiores al 0,1% en todos los casos. Sin embargo, en Europa y América del Norte, las pérdidas sanitarias, sociales y económicas podrían ser sustanciales durante olas de calor inusualmente intensas.
Además, se espera que los trabajadores agrícolas y de la construcción sean los más afectados, ya que representan el 60% y el 19%, respectivamente, de las horas de trabajo perdidas por el estrés térmico en 2030. De hecho, el informe de la OIT alerta que el aumento de la temperatura hará que algunas áreas agrícolas sean improductivas, desplazando a un gran número de trabajadores.
Por lo que hace a la construcción, mientras que en 1995 representó solo el 6% de las horas de trabajo globales perdidas por el estrés térmico, se espera que dicho porcentaje aumente hasta el 19% para 2030. Significativamente, la mayor parte de las horas de trabajo perdidas por el estrés por calor se prevén en América del Norte y Europa Occidental. De hecho, el sector de la construcción se concentra en el norte y el sur de Europa y en los Estados árabes.
5. Considero fundamental una aseveración del Informe de la OIT: el estrés térmico agrava la desigualdad y contribuye al desplazamiento de las personas.
El estrés por calor también puede actuar como un factor de impulso que incita a los trabajadores agrícolas a abandonar las áreas rurales en busca de mejores perspectivas en las ciudades o en otros países. Aunque varios factores contribuyen en última instancia a la decisión de migrar (por ejemplo, desigualdad, falta de oportunidades o vínculos sociales, conflictos y otros problemas de seguridad),el Informe de la OIT recalca que el estrés térmico se está convirtiendo cada vez más en un motor de la migración internacional.
Significativamente, durante el período 2005-2015, los niveles más altos de estrés por calor se asociaron con mayores flujos de emigración, una tendencia no observada en el período de diez años anterior. Esto bien puede ser una señal de que los hogares están teniendo cada vez más en cuenta el cambio climático en sus decisiones de migración.
6. El estrés térmico también puede afectar al futuro del trabajo.
Esta aseveración como punto específico del informe es mía, más que del informe, pero esa idea clave se extrae directamente de dicho estudio ya que afirma que la distribución por edades de las poblaciones será un determinante importante del futuro del trabajo en condiciones de estrés térmico porque, tanto para las mujeres como para los hombres, el envejecimiento produce cambios en la regulación de la temperatura corporal. Además, las personas mayores de 50 años corren mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Por esa razón, el informe destaca que esos factores deben ser considerados en el diseño de medidas o políticas de adaptación.
Respecto del proceso de envejecimiento, el Informe señala que va a agravar los efectos perjudiciales del estrés térmico porque las personas mayores generalmente tienen más dificultades para adaptarse a los altos niveles de calor. De hecho, en función de varios estudios que se citan en el informe, los adultos mayores tienen mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a su capacidad disminuida para disipar el calor a través del flujo sanguíneo de la piel y la sudoración. De ahí que sabiendo que España es uno de los países en el que se espera que incida más fuertemente la cuestión del envejecimiento demográfico, considero que está cuestión debe ser tenida en cuenta como un desafío en las políticas de salud y de prevención de riesgos laborales.
7. La OIT lanza la idea de que para que los trabajadores y las empresas puedan hacer frente al estrés térmico, se requieren políticas apropiadas, inversiones tecnológicas y cambios de comportamiento.
Además de la aplicación de las normas de seguridad y salud en el trabajo, se necesitan medidas apropiadas para mejorar los sistemas de alerta temprana para los eventos de calor y para garantizar que la protección social cubra a toda la población. La OIT recuerda que las normas internacionales del trabajo, como el Convenio sobre seguridad y salud en el trabajo, 1981 (No. 155),pueden ayudar a guiar a los gobiernos a la hora de diseñar políticas nacionales para hacer frente a los riesgos de seguridad y salud en el trabajo asociados con el estrés por calor.
Añade la OIT que una respuesta sectorial al estrés por calor en la agricultura y la construcción debe incluir mejoras tecnológicas, desarrollo de habilidades y sensibilización. Las opciones a largo plazo para reducir el impacto del estrés térmico en la agricultura deben incluir la promoción de la mecanización y el desarrollo de habilidades para garantizar una mayor productividad y seguridad alimentaria.
En cuanto al sector de la construcción, dice la OIT la planificación urbana inteligente podría ayudar significativamente a mitigar el estrés por calor en la construcción en las grandes ciudades a medio y largo plazo. Además, las medidas específicas para el control de las condiciones climáticas en el lugar, el mejor intercambio de información y la comunicación, y las mejoras tecnológicas pueden permitir que los trabajadores de la construcción y sus empleadores se adapten más efectivamente al estrés por calor.
8. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores son los principales impulsores del cambio en la adaptación y mitigación de los efectos del aumento de las temperaturas en el mundo del trabajo.
Los gobiernos deben colaborar con las organizaciones de trabajadores y empleadores, a través del diálogo social, en el diseño, la implementación y la monitoreo de las políticas de mitigación y adaptación, tal como se recomienda en las Directrices 2015 de la OIT Guidelines for a just transition towards environmentally sustainable economies and societies for all.
El diálogo social desempeña un papel crucial en el desarrollo de políticas nacionales, incluidas las políticas sobre seguridad y salud en el trabajo. Con la ayuda de herramientas de diálogo social, como los convenios colectivos, los empleadores y los trabajadores pueden diseñar e implementar políticas para hacer frente al estrés por calor que se adaptan a las necesidades y realidades específicas de su lugar de trabajo.
El Informe finaliza con un apartado de conclusiones en el que apela a realizar esfuerzos para limitar el limitar el calentamiento global, aunque el mundo del trabajo ya tiene que adaptarse al estrés térmico.
Los desafíos identificados en este informe apuntan a la necesidad urgente de comprender mejor cómo podría lograrse la adaptación a estas situaciones, en particular focalizando medidas y políticas en los grupos de trabajadores vulnerables y en los países más afectados por el estrés por el calor, lo cual ayudaría a identificar acciones prioritarias específicas que deberían ser emprendidas por los gobiernos y por las organizaciones de empleadores y de trabajadores.
En este sentido, la OIT detecta las siguientes áreas de políticas y acuerdos institucionales abordar los desafíos que enfrenta el mundo del trabajo como resultado del estrés térmico: para empezar, la ratificación de las normas internacionales del trabajo pertinentes para garantizar condiciones de trabajo decentes para los trabajadores y trabajadores y las empresas afectadas por el estrés por calor.
A continuación, advierte que los gobiernos deberían adoptar normativas que establezcan las temperaturas máximas a las que los trabajadores pueden estar expuestos en el trabajo y establezcan medidas específicas para proteger a los trabajadores de las altas temperaturas.
Respecto a las medidas relacionadas con la infraestructura, como las normas de construcción, deben adaptarse para mejorar la protección de los trabajadores en interiores.
También el hecho de que el estrés por calor sea un motor de la migración debe ser reconocido en los marcos regulatorios establecidos para garantizar una migración segura; y finalmente, los sistemas de protección social, incluida la provisión de seguro social y asistencia social, pueden ayudar a los trabajadores y sus familias (especialmente en los países en desarrollo) a adaptarse a las consecuencias del estrés por calor.
Estas cifras ya dan una idea clave del objeto de este informe de la OIT, consistente en cómo puede afectar el proceso de calentamiento global respecto de la existencia de empleos y de la productividad en el trabajo, particularmente en aquellos sectores más expuestos a los cambios climatológicos (construcción y agricultura, los cuales, por cierto, tienen una gran importancia en España). Eso ocurriría, justamente, por que para muchos trabajadores seria insoportable trabajara a tan altas temperaturas que hagan que su cuerpo experimente una situación de estrés por calor, o también conocido como estrés térmico. Ello puede tener indudables consecuencias en la salud del trabajador y en su manera de trabajar, en relación al rendimiento que le es exigido y a su productividad.
Junto a ello, el informe aborda que países o territorios son los más expuestos a que el calentamiento global afecte a las condiciones de trabajo de los trabajadores, lo que es muy interesante a efectos de evaluar las consecuencias que puede tener respecto de los movimientos migratorios de personas.
Por último, el informe también contiene a mi parecer importantes reflexiones sobre la toma de conciencia que debe realizarse respecto de la interrelación entre el calentamiento global y la evolución de determinados cambios sociales en nuestra sociedad, como el proceso de envejecimiento.
A continuación, voy a describir brevemente las principales ideas del informe, que sobre todo están incluidas en su resumen ejecutivo, pero simultáneamente iré incidiendo en aquellos aspectos que me han parecido más interesantes, haciendo especial referencia cuándo el informe ha destacado, por alguna razón, determinados problemas que pueden afectar especialmente, o pueden acrecentarse respecto a España.
1. Según la OIT, el calentamiento global hará que el estrés térmico sufrido por los trabajadores y los fenómenos de temperaturas extremas sean eventos más comunes y frecuentes, con el resultado consiguiente de pérdida de puestos de trabajo y de productividad.
Según el informe, el estrés térmico se refiere al calor soportado más de lo que el cuerpo puede tolerar sin sufrir deterioro fisiológico. Tal exceso de calor aumenta los riesgos laborales y la vulnerabilidad de los trabajadores; puede llevar a un golpe de calor y, en última instancia, incluso a la muerte.
La OIT se dirige al mundo del trabajo para que responda a esa constatación, particularmente a través de la adopción de políticas de adaptación y de acciones para protejan a los trabajadores ante esas condiciones de trabajo; que se apruebe una estrategia general para mitigar el cambio climático y limitar nuevos aumentos de temperatura; también la creación de reformas estructurales para ayudar a los trabajadores agrícolas a lograr la transición a otros sectores así como otras medidas de preparación ante riesgos climáticos. La OIT también aboga por la adopción de un enfoque coherente con la Agenda 2030 de Desarrollo económico sostenible.
2. La OIT constata como el calor es un peligro para la seguridad y la salud en el trabajo.
Según la OIT, el estrés térmico ocurre generalmente a temperaturas superiores a 35 ° C y en condiciones de alta humedad. Ello supone un factor de riesgo para la salud en el trabajo, además de restringir las funciones y capacidades, la capacidad de trabajo y la productividad del trabajador. En este sentido, el "agotamiento por calor" se produce cuando la temperatura corporal supera los 39 ° C, lo cual se asocia con una reducción de la productividad laboral, una mayor prevalencia de errores relacionados con el trabajo y un mayor riesgo de lesiones accidentales en el lugar de trabajo. De hecho, la exposición a niveles excesivos de calor puede provocar un golpe de calor, a veces incluso con un resultado fatal.
Dice el informe que los trabajadores de todos los sectores pueden verse afectados, pero ciertas ocupaciones están especialmente en riesgo porque implican un mayor esfuerzo físico y/o tienen lugar al aire libre. Tales trabajos se encuentran normalmente en la agricultura, bienes y servicios ambientales (gestión de recursos naturales),la construcción, la recogida de residuos, los trabajos de reparación de emergencia, transporte, turismo y deportes. En todo caso, los trabajadores industriales en ambientes interiores también están en riesgo si los niveles de temperatura dentro de fábricas y talleres no están regulados adecuadamente. Como añade e informe, a altos niveles de calor, realizar tareas de oficina y de escritorio básicas se vuelve difícil a medida que aumenta la fatiga mental.
De interés es en este punto que la OIT se haga eco de un artículo realizado en España por Martínez-Solanas, É.; López-Ruiz, M.; Wellenius, G.A.; Gasparrini, A.; Sunyer, J.; Benavides, F.G.; Basagaña, X. 2018. “Evaluation of the impact of ambient temperatures on occupational injuries in Spain”, in Environmental Health Perspectives, Vol. 126, No. 6.
Conforme a lo que expresa el informe de la OIT, en aquel artículo se evaluó la relación entre la temperatura ambiente y las lesiones ocupacionales en España durante un período de 20 años comprendido entre 1994 y 2003, y se estimó que el 2,7% de todas las lesiones de este tipo podrían atribuirse a temperaturas ambientales no óptimas, entre las que se encontraban la temperatura extrema. Como se recalca en el informe, esta tasa de lesiones profesionales equivale a una pérdida anual de 42 días hábiles por cada 1.000 trabajadores, lo que representa el 0,03% del PIB de España en 2015.
3. La OIT prevé que debido a la elevación de las temperaturas en un 1.5ºC a final de siglo, y con ello las situaciones de estrés térmico, se reduzca la cantidad de horas totales de trabajo en todo el mundo en un 2,2% y el PIB mundial en $2,400 mil millones en 2030.
Por lo que hace a España, el informe señala en una de sus tablas que mientas en 1995 el número total (en miles) de horas perdidas en trabajos a tiempo completo fue de 2.7 (0,02%),esa cifra se incrementará en 2030 a 7.7 (con un porcentaje del 0,03%).
Ahora bien, la OIT advierte de unas proyecciones más realistas que un aumento del 1.5ºC que parte de la base de que muchos trabajos se realizan a la sombra, cuando la verdad es que en la construcción y en la agricultura se realizan al sol. La consecuencia de ello, es que las pérdidas de horas de trabajo en todo el mundo en 2030 se pueden ir al 3,8%, que es el equivalente a 136 millones de empleos de tiempo completo. En este punto, a medida que el calentamiento global continúe más allá de 2030, se espera que el aumento de la temperatura disminuya aún más la productividad laboral.
Siguiendo esta última previsión (conocida como ruta o previsión RCP6.0, que equivale a considerar que el aumento de la temperatura a finales de siglo, en 2085, será de al menos 2.7ºC),el Informe toma como base una serie de países donde se pueden calcular las consecuencias de este calentamiento global (por ejemplo, Turquía, Albania, Chipre, Georgia, Azerbaijan Israel Turkmenistan Uzbekistan Tajikistan),entre los que también se encuentra España. De hecho, el informe expresa que, si bien en España el impacto puede ser menor que otros países, la poca ambición que se está tomando en este ámbito resultaría en la pérdida de más horas de trabajo para los trabajadores de todos los sectores (no solo en la construcción y en la agricultura, sino también en los servicios).
Así, tomando la previsión o ruta RCP6.0, en España podría darse el caso que en 2085:
-Las horas perdidas en la agricultura y en la construcción pasasen de 0,23 en 2030 al 0,7.
-Las horas perdidas en la industria pasasen de 0,08 en 2030 al 0,8 en 2085.
-Las horas perdidas en los servicios pasasen de 0,01 en 2030 a 0,1 en 2085.
4. Según la OIT, el estrés por calor es más frecuente en los países con déficit de trabajo decente y se distribuye de forma desigual geográficamente y por sectores de actividad.
Dice el informe que, en general, los países más afectados por el estrés térmico tienen tasas más altas de pobreza laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia. Además, los grupos y comunidades de población desfavorecidos y vulnerables, incluidos los pueblos indígenas y tribales que dependen de los medios de vida agrícolas o costeros, corren un mayor riesgo de sufrir las consecuencias adversas del aumento de la temperatura. Dado que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas hace hincapié en el logro simultáneo de objetivos ambientales, sociales y económicos, vale la pena señalar que los países que se espera sean los más afectados por el estrés térmico son también los que tienen mayores déficits de trabajo decente. Un patrón general para la mayoría de los países es que cuanto mayor sea el número de horas de trabajo que se espera perder como resultado del estrés por calor, menor será la cobertura de sus sistemas de protección social.
Respecto a la distribución desigualitaria del impacto del estrés por calor, la OIT expresa que la reducción prevista de las horas de trabajo en 2030 asciende a alrededor del 5 por ciento tanto en el sur de Asia como en África occidental.
En este sentido, se prevé que las subregiones europeas experimenten un impacto menor, y se prevé que sus pérdidas de productividad sean inferiores al 0,1% en todos los casos. Sin embargo, en Europa y América del Norte, las pérdidas sanitarias, sociales y económicas podrían ser sustanciales durante olas de calor inusualmente intensas.
Además, se espera que los trabajadores agrícolas y de la construcción sean los más afectados, ya que representan el 60% y el 19%, respectivamente, de las horas de trabajo perdidas por el estrés térmico en 2030. De hecho, el informe de la OIT alerta que el aumento de la temperatura hará que algunas áreas agrícolas sean improductivas, desplazando a un gran número de trabajadores.
Por lo que hace a la construcción, mientras que en 1995 representó solo el 6% de las horas de trabajo globales perdidas por el estrés térmico, se espera que dicho porcentaje aumente hasta el 19% para 2030. Significativamente, la mayor parte de las horas de trabajo perdidas por el estrés por calor se prevén en América del Norte y Europa Occidental. De hecho, el sector de la construcción se concentra en el norte y el sur de Europa y en los Estados árabes.
5. Considero fundamental una aseveración del Informe de la OIT: el estrés térmico agrava la desigualdad y contribuye al desplazamiento de las personas.
El estrés por calor también puede actuar como un factor de impulso que incita a los trabajadores agrícolas a abandonar las áreas rurales en busca de mejores perspectivas en las ciudades o en otros países. Aunque varios factores contribuyen en última instancia a la decisión de migrar (por ejemplo, desigualdad, falta de oportunidades o vínculos sociales, conflictos y otros problemas de seguridad),el Informe de la OIT recalca que el estrés térmico se está convirtiendo cada vez más en un motor de la migración internacional.
Significativamente, durante el período 2005-2015, los niveles más altos de estrés por calor se asociaron con mayores flujos de emigración, una tendencia no observada en el período de diez años anterior. Esto bien puede ser una señal de que los hogares están teniendo cada vez más en cuenta el cambio climático en sus decisiones de migración.
6. El estrés térmico también puede afectar al futuro del trabajo.
Esta aseveración como punto específico del informe es mía, más que del informe, pero esa idea clave se extrae directamente de dicho estudio ya que afirma que la distribución por edades de las poblaciones será un determinante importante del futuro del trabajo en condiciones de estrés térmico porque, tanto para las mujeres como para los hombres, el envejecimiento produce cambios en la regulación de la temperatura corporal. Además, las personas mayores de 50 años corren mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Por esa razón, el informe destaca que esos factores deben ser considerados en el diseño de medidas o políticas de adaptación.
Respecto del proceso de envejecimiento, el Informe señala que va a agravar los efectos perjudiciales del estrés térmico porque las personas mayores generalmente tienen más dificultades para adaptarse a los altos niveles de calor. De hecho, en función de varios estudios que se citan en el informe, los adultos mayores tienen mayor riesgo de sufrir estrés por calor debido a su capacidad disminuida para disipar el calor a través del flujo sanguíneo de la piel y la sudoración. De ahí que sabiendo que España es uno de los países en el que se espera que incida más fuertemente la cuestión del envejecimiento demográfico, considero que está cuestión debe ser tenida en cuenta como un desafío en las políticas de salud y de prevención de riesgos laborales.
7. La OIT lanza la idea de que para que los trabajadores y las empresas puedan hacer frente al estrés térmico, se requieren políticas apropiadas, inversiones tecnológicas y cambios de comportamiento.
Además de la aplicación de las normas de seguridad y salud en el trabajo, se necesitan medidas apropiadas para mejorar los sistemas de alerta temprana para los eventos de calor y para garantizar que la protección social cubra a toda la población. La OIT recuerda que las normas internacionales del trabajo, como el Convenio sobre seguridad y salud en el trabajo, 1981 (No. 155),pueden ayudar a guiar a los gobiernos a la hora de diseñar políticas nacionales para hacer frente a los riesgos de seguridad y salud en el trabajo asociados con el estrés por calor.
Añade la OIT que una respuesta sectorial al estrés por calor en la agricultura y la construcción debe incluir mejoras tecnológicas, desarrollo de habilidades y sensibilización. Las opciones a largo plazo para reducir el impacto del estrés térmico en la agricultura deben incluir la promoción de la mecanización y el desarrollo de habilidades para garantizar una mayor productividad y seguridad alimentaria.
En cuanto al sector de la construcción, dice la OIT la planificación urbana inteligente podría ayudar significativamente a mitigar el estrés por calor en la construcción en las grandes ciudades a medio y largo plazo. Además, las medidas específicas para el control de las condiciones climáticas en el lugar, el mejor intercambio de información y la comunicación, y las mejoras tecnológicas pueden permitir que los trabajadores de la construcción y sus empleadores se adapten más efectivamente al estrés por calor.
8. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores son los principales impulsores del cambio en la adaptación y mitigación de los efectos del aumento de las temperaturas en el mundo del trabajo.
Los gobiernos deben colaborar con las organizaciones de trabajadores y empleadores, a través del diálogo social, en el diseño, la implementación y la monitoreo de las políticas de mitigación y adaptación, tal como se recomienda en las Directrices 2015 de la OIT Guidelines for a just transition towards environmentally sustainable economies and societies for all.
El diálogo social desempeña un papel crucial en el desarrollo de políticas nacionales, incluidas las políticas sobre seguridad y salud en el trabajo. Con la ayuda de herramientas de diálogo social, como los convenios colectivos, los empleadores y los trabajadores pueden diseñar e implementar políticas para hacer frente al estrés por calor que se adaptan a las necesidades y realidades específicas de su lugar de trabajo.
El Informe finaliza con un apartado de conclusiones en el que apela a realizar esfuerzos para limitar el limitar el calentamiento global, aunque el mundo del trabajo ya tiene que adaptarse al estrés térmico.
Los desafíos identificados en este informe apuntan a la necesidad urgente de comprender mejor cómo podría lograrse la adaptación a estas situaciones, en particular focalizando medidas y políticas en los grupos de trabajadores vulnerables y en los países más afectados por el estrés por el calor, lo cual ayudaría a identificar acciones prioritarias específicas que deberían ser emprendidas por los gobiernos y por las organizaciones de empleadores y de trabajadores.
En este sentido, la OIT detecta las siguientes áreas de políticas y acuerdos institucionales abordar los desafíos que enfrenta el mundo del trabajo como resultado del estrés térmico: para empezar, la ratificación de las normas internacionales del trabajo pertinentes para garantizar condiciones de trabajo decentes para los trabajadores y trabajadores y las empresas afectadas por el estrés por calor.
A continuación, advierte que los gobiernos deberían adoptar normativas que establezcan las temperaturas máximas a las que los trabajadores pueden estar expuestos en el trabajo y establezcan medidas específicas para proteger a los trabajadores de las altas temperaturas.
Respecto a las medidas relacionadas con la infraestructura, como las normas de construcción, deben adaptarse para mejorar la protección de los trabajadores en interiores.
También el hecho de que el estrés por calor sea un motor de la migración debe ser reconocido en los marcos regulatorios establecidos para garantizar una migración segura; y finalmente, los sistemas de protección social, incluida la provisión de seguro social y asistencia social, pueden ayudar a los trabajadores y sus familias (especialmente en los países en desarrollo) a adaptarse a las consecuencias del estrés por calor.