07/02/2019
Mi mirada del informe de la OIT sobre el futuro del trabajo
La reseña que paso a realizar es del informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo titulado: Trabajar para un futuro más prometedor.
Su publicación este pasado mes de enero ha supuesto el pistoletazo de salida a las celebraciones y eventos que conmemoran este año el centenario de la Organización Internacional del Trabajo, en cuyo seno se creó aquella Comisión. De hecho, el informe será presentado para su discusión en la Conferencia Internacional del Trabajo del centenario, en junio de 2019, y será sometido a debate por los Estados Miembros con ocasión de los eventos del centenario que estos convocarán a nivel nacional a lo largo del año.
Antes de valorar los principales aspectos del informe sobre el futuro del trabajo de la Comisión Mundial, quisiera recordar otras entradas en internet en forma de noticias o de entradas de blog que han resumido, comentado o evaluado este informe [quisiera disculparme ya de entrada, si me dejo alguno de interés: desde luego, será para mi recibir alguna noticia sobre el documento que haya pasado por alto e introducirlo en este blog; será un placer recibir el correspondiente aviso a través del apartado de Suscripción y contacto de mi Diario digital, en la página de inicio de esta web]
1. Para empezar, se encuentra el estudio incluido el 26 de enero, en el blog de Eduardo Rojo (cuyo seguimiento recomiendo encarecidamente),titulado: De Ginebra a Sevilla, pasando por Cornellà del Llobregat. El futuro del trabajo… sin olvidar el presente de las personas que trabajan, de las que buscan trabajo y de las tienen (o no tienen) protección social (a propósito del Informe OIT “Trabajar para un futuro más prometedor”).
2. En segundo lugar, también cabe traer a colación la entrada que Philip Jennings dedicó al Informe el 27 de enero la Revista Onubense de actualidad, cultura y debate titulado: El informe de la OIT “Trabajar para un futuro más prometedor”: una primavera de esperanza para los trabajadores
3. El artículo de Germán Granada: “Futuro del trabajo: una agenda empresarial centrada en las personas”, en Foretica. Liderazgo Responsable.
4. En el Blog de la Fundación para la investigación sobre el Derecho y la Empresa, el artículo de Carlos de la Torre García, titulado “El futuro del trabajo según la OIT: ¿un nuevo contrato social centrado en las personas. Primera y Segunda Parte".
5. El análisis en forma de opinión de B. Herrera Valencia sobre “El Centenario de la OIT y el futuro del Trabajo”, en la página web de Portafolio.
Antes de valorar los principales aspectos del informe sobre el futuro del trabajo de la Comisión Mundial, quisiera recordar otras entradas en internet en forma de noticias o de entradas de blog que han resumido, comentado o evaluado este informe [quisiera disculparme ya de entrada, si me dejo alguno de interés: desde luego, será para mi recibir alguna noticia sobre el documento que haya pasado por alto e introducirlo en este blog; será un placer recibir el correspondiente aviso a través del apartado de Suscripción y contacto de mi Diario digital, en la página de inicio de esta web]
1. Para empezar, se encuentra el estudio incluido el 26 de enero, en el blog de Eduardo Rojo (cuyo seguimiento recomiendo encarecidamente),titulado: De Ginebra a Sevilla, pasando por Cornellà del Llobregat. El futuro del trabajo… sin olvidar el presente de las personas que trabajan, de las que buscan trabajo y de las tienen (o no tienen) protección social (a propósito del Informe OIT “Trabajar para un futuro más prometedor”).
2. En segundo lugar, también cabe traer a colación la entrada que Philip Jennings dedicó al Informe el 27 de enero la Revista Onubense de actualidad, cultura y debate titulado: El informe de la OIT “Trabajar para un futuro más prometedor”: una primavera de esperanza para los trabajadores
3. El artículo de Germán Granada: “Futuro del trabajo: una agenda empresarial centrada en las personas”, en Foretica. Liderazgo Responsable.
4. En el Blog de la Fundación para la investigación sobre el Derecho y la Empresa, el artículo de Carlos de la Torre García, titulado “El futuro del trabajo según la OIT: ¿un nuevo contrato social centrado en las personas. Primera y Segunda Parte".
5. El análisis en forma de opinión de B. Herrera Valencia sobre “El Centenario de la OIT y el futuro del Trabajo”, en la página web de Portafolio.
6. En fin, habrá que seguir con interés si se publica algun documento, escrito o visual, en la página web del Congreso Interuniversitario OIT sobre el Futuro del Trabajo, el 7 y 8 de febrero de 2019 en Sevilla, sobre el desarrollo de sus ponencias y conversaciones. De hecho, en el Congreso participa Eduardo Rojo del que ya se ha hecho referencia, en el marco de la Conversación: Trabajo decente para todos.
Con esas bases, inicio ahora mi comentario sobre el Informe “Trabajar para un futuro más prometedor”. Antes de pasar al contenido, quisiera manifestar naturalmente que a mi modo de ver se trata de un buen análisis general sobre los problemas que afectan y afectarán al mundo del trabajo, si bien echo a faltar un análisis de detalle en muchas cuestiones de interés del informe, como por ejemplo los impactos tecnológicos en las empresas y los trabajadores. Esperaba un documento a modo de una anamnesis detallada sobre los cambios productivos, sociales y políticos que están aconteciendo, pero eso no lo encuentro exceptuando la referencia general a las causas de dichos cambios (cambios tecnológicos, cambio climático, crisis demográfica, etc.). Gana el informe en relación a la prognosis sobre las iniciativas que se deberían adoptar, pero también aquí considero que sus propuestas también pecan de falta de concreción, en el sentido de cómo se pueden llevar a cabo, quién las afronta o la manera en que se pueden nutrir y mantener.
Por otra parte, yo, que soy jurista, y dentro de este ámbito, los que defienden la importancia de las regulaciones del mercado de trabajo, me he quedado algo decepcionado por qué este enfoque no ocupe un lugar en el informe. De hecho, como voy a exponer a continuación, el Informe solo dice algo relacionado directamente con aquello cuándo recomienda a la OIT a que evalúe sus normas, cuando aboga por hacer de la seguridad y salud un derecho fundamental, y sobre todo cuando pide regular la cuestión del control de las tecnologías en el trabajador. Creo que debería hacerse un mayor estudio sobre la necesidad de legislación o normativa en más ámbitos que los citados.
Por último, estamos ante un documento principalmente exhortativo, es decir, sus principales objetivos son el de exhortar sobre diferentes cuestiones. Por una parte, debe recordarse que según el diccionario de lengua española de la Real Academia Española, define exhortar como incitar a alguién con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo. De dichas exhortaciones en el informe hablaré más adelante. La cuestión es a quién se realizan: en algunas ocasiones el informe se dirige a la OIT, pero sobre todo para hacerle recomendaciones, no exhortaciones. Estas se dirigirían, según creo, a las “todas las partes interesadas” (noción que utiliza el informe en varias ocasiones). En una ocasión, el informe las particulariza en gobiernos, empleadores y sindicatos. Creo, no obstante, que también debería debatirse si por partes interesadas se podrían incluir otras, sobre todo instituciones internacionales (cosa que estoy seguro que el informe integra),sino otro tipo de asociaciones o entidades más allá de los expresados, sobre todo teniendo en cuenta cómo voy a añadir, que uno de los ejes del informe es centrarse en las personas (más allá que en los trabajadores).
Yendo ya al contenido del informe, creo de interés mencionar que se inicia con un Resumen, estructurado en los diferentes bloques en los que se va a estructurar el propio Informe, un primero dirigido a “Aprovechar el Momento”, y el segundo en el desarrollo de “Un programa centrado en las personas”. El tercer y último bloque del informe tiene por título “Asumir responsabilidades”.
Es importante el tema de “Aprovechar el momento” para que la Comisión sobre el “futuro del trabajo” hable y aporte soluciones sobre el hecho de trabajar en el futuro. El juego de palabras que acabo de hacer no es en balde: he de reconocer que el debate sobre el futuro del trabajo no me convence (aunque dirija o participe en grupos de trabajo con ese mismo título),ya que en ningún caso debe ponerse en duda que el trabajo tiene futuro, lo que hay que discutir es cómo será el trabajo del futuro, de qué forma impacta en los trabajadores, y también, en el mantenimiento del estado del bienestar tal y como lo conocemos hoy en día.
De hecho, el informe no se titula “El futuro del trabajo” (si la nomenclatura de la Comisión),pero el primer apartado de Resumen se titula así, el futuro del trabajo, y en ese momento, el inicial del documento, se identifican los procesos que lo están modulando: los avances tecnológicos –la inteligencia artificial, la automatización y la robótica; el desfase entre las competencias y las de mañana; la ecologización de nuestras economías y la evolución demográfica.
Para hacer frente a ello, el documento requiere “Aprovechar el momento”. Su primera frase me interesa comentarla: dice textualmente “Nuestra subsistencia se basa en el trabajo”. Así debe ser, naturalmente un trabajo con los derechos y deberes que identifican la dignidad del trabajador, en cualquier parte del mundo.
Es ahí donde se avisa sobre las consecuencias sobre los anteriores procesos tecnológicos y sociales mencionados, donde se encontrarían la falta de oportunidades de empleo para quienes se encuentren al margen, la obsolescencia de las competencias adquiridas, el ahondamiento de las brechas digitales y de género, la creación de “jornaleros digitales”, la perturbación en los mercados laborales del cambio climático (unido a los procesos de adaptación a él),y el proceso de envejecimiento en sociedades occidentales con el consiguiente sometimiento a una mayor presión los regímenes de seguridad social y de cuidados”.
El informe acompaña estas cuestiones de varias cifras de interés, entre las que quiero destacar que 300 millones de personas pueden calificarse como trabajadores pobres por vivir por debajo de los 1.90 $/día; o que el 36.1% de la mano de obra mundial trabaja demasiadas horas (más de 48 horas semanales),o en relación a la brecha digital, que solo el 53,6% de los hogares tiene acceso a internet, mientras que en países emergentes el porcentaje apenas asciende al 15%.
Para hacer frente a realidades como ésta (ya no de futuro, sino de ahora),la Comisión mundial recuerda que la Constitución de la OIT sigue siendo el contrato social universal más ambicioso de la historia, y en este marco, lanza una de sus iniciativas más llamativas: “en este momento crucial, es importante reconocer que el contrato social universal se ha aplicado de manera desigual en algunos países y de manera imperfecta en otros. Además, la mayoría de los trabajadores de todo el mundo, muchos de los cuales trabajan en la economía rural y la economía informal, no tienen acceso a las instituciones formales que son la base de esos contratos sociales. Por ello han resultado excluidos del diálogo social. Se han tomado decisiones sobre sus vidas sin contar con ellos, lo que ha dado lugar al crecimiento de una desigualdad perniciosa e inaceptable en la sociedad y también entre unas generaciones y otras, una situación en la que todos son perdedores. La ausencia o el fracaso del contrato social perjudica a todos”.
Por esa razón, el informe exhorta a que “se adopte un nuevo enfoque que sitúe a las personas y el trabajo que hacen en el núcleo de la política social y económica y de la práctica empresarial: un programa centrado en las personas para el futuro del trabajo”.
También quisiera señalar que no estoy convencido aún en la necesidad de afrontar el proceso de profundas transformaciones que vivimos focalizando en las personas. He de reconocer que a mi aun me atraer más centrarlo en los trabajadores, porque es de ellos, el trabajo y las empresas para las que prestan sus servicios sobre lo que se habla (y aquí incluyo naturalmente a trabajadores asalariados o trabajadores autónomos). Hablo de mirar al trabajo, la actividad o empleo llevado a cabo, en cuanto identificador de la persona, y ahí centrar también los esfuerzos necesarios. Si el trabajo seguirá siendo necesario para vivir como dice la Comisión, hemos de tener una óptica de las personas en cuanto trabajadoras, sea cual sea la actividad, empleo o trabajo que realicen, e al margen de cuál sea su nacionalidad, o el territorio donde vivan o ejerzan su trabajo. Posiblemente, debería ser desde esa perspectiva, desde la que tomar en cuenta medidas relativas a protección social, aprendizaje permanente, etc. En todo caso, el informe se centra en las “personas” en tanto tales, y en consecuencia, sin tener en cuenta la actividad, empleo o trabajo que hacen o deseen hacer.
A este enfoque sobre las personas dedico las siguientes líneas.
Respecto del Programa centrado en las personas, los ejes de actuación que la Comisión ofrece para llevarlo a cabo son cuatro:
1. En primer lugar, la necesidad de aumentar la inversión en las capacidades de las personas.
Dentro de este eje, los elementos básicos, que es como los llama la Comisión sobre las claves que lo conforman son: un derecho universal al aprendizaje permanente, el apoyo a las personas en las transiciones, una agenda transformadora para la igualdad de género y una protección social más sólida.
De interés es el tema del aprendizaje permanente, ya que eso supone reformular las políticas de formación y empleo. En este punto, la Comisión señala la posibilidad de crea un sistema de derechos de formación mediante un sistema rediseñado de “seguro de empleo” o de “fondos sociales”, aunque no va más allá de lo que entiende por tal, excepto la posibilidad de que el trabajador disponga de un número de horas de formación independientemente del tipo de trabajo que haga. En todo caso, el informe no señala los contenidos de dicha formación, si más centrados en los intereses de los trabajadores, o en los intereses productivos, más cultural o tecnológico, cuestión que en verdad es mucho más importante de lo que parece (para hablar de esta cuestión, ya dediqué mi libro: La Formación Profesional en los Ámbitos Educativo y Laboral. Análisis tras la LO 2/2006, de Educación, y del RD 395/2007 de Formación Profesional para el Empleo. Thomson Aranzadi S.A., 181 páginas; I.S.B.N.: 978-84-8355-398-5, Pamplona, 2007).
Para ello, realiza las siguientes exhortaciones:
-“Exhortamos a que se reconozca formalmente el derecho universal al aprendizaje permanente y a que se establezca un sistema eficaz de aprendizaje permanente”
-“Exhortamos a que se aumente la inversión en las instituciones, políticas y estrategias que ayudarán a las personas a lo largo de las transiciones del futuro del trabajo”
De interés reseñar que hablando de este impulso, el Informe hace un comentario a debatir: al hablar de los trabajadores de edad, dice que se debe ofrecer asistencia a aquellos que quieran seguir siendo económicamente activos, por ejemplo, a través de contratos de trabajo flexibles que prevean horas de trabajo reducidas y teletrabajo, y añade que los gobiernos podrían incrementar los supuestos de jubilación parcial, o subir la edad de jubilación con carácter facultativo, protegiendo así a las personas de edad avanzada de tener que trabajar más allá de sus límites.
Este tema hubiera debido merecer más atención. Si la voluntariedad preside esta cuestión (parece que sí, ya que habla de seguir trabajando al alcanzar determinadas edades de forma “facultativa”),podría ser una buena palanca para realizar las correspondientes políticas, siempre que esa voluntariedad no estuviese predeterminada por la insuficiencia de fondos, pensiones, o partidas disponibles por el trabajador, es decir, por insuficiencias del propio estado de protección social que lo sostiene.
-“Exhortamos a que se adopte un programa transformador y mensurable para lograr la igualdad de género en el futuro del trabajo”.
-“Exhortamos a que se garantice una protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez”.
Aquí considero oportuno reseñar que según la Comisión, los gobiernos deben garantizar la protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez; entre otras cosas, añade el Informe, “con un piso de protección social” que ofrezca un nivel básico de protección a todas aquellas personas que la necesiten, complementado con regímenes de seguro social contributivo que proporcionen niveles más altos de protección. Para la Comisión, cosa que apoyo, el ahorro personal solo debe ser una opción voluntaria que complemente prestaciones estables, equitativas y adecuadas del seguro social obligatorio.
2. En segundo lugar, o el segundo eje de actuación que impulsa la Comisión es aumentar las inversiones en las instituciones del trabajo.
La explicación sobre este eje se inicia con una frase que merece la pena retener una y otra vez: “el trabajo no es una mercancía con la que se pueda comerciar en los mercados buscando al mejor postor; los trabajadores son seres humanos con derechos, necesidades y aspiraciones”.
Siguiendo ese hilo, así como las transformaciones que afectan al trabajo, la Comisión señala la necesidad de que se fortalezcan y revitalicen las instituciones del trabajo, por ejemplo, estableciendo una garantía de trabajo universal, ampliando la soberanía sobre el tiempo, reactivando la representación colectiva y encauzando la tecnología para lograr un trabajo decente.
Por esa razón, realiza las siguientes exhortaciones:
-“Exhortamos a que se adopte una Garantía Laboral Universal que comprenda los derechos fundamentales de los trabajadores, un «salario vital adecuado», límites a las horas de trabajo y que garantice la seguridad y la salud en el lugar de trabajo”.
Los principios básicos de dicha garantía laboral universal las sitúa la Comisión, en el reconocimiento de:
a) derechos fundamentales de los trabajadores: libertad sindical y reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva y del derecho a no ser sometido a trabajo forzoso, trabajo infantil o discriminación;
Y b) un conjunto de condiciones de trabajo básicas: i) «un salario vital adecuado»; ii) limitación de las horas de trabajo; y iii) mayor seguridad e higiene en los lugares de trabajo.
De hecho, el Informe aboga por que se reconozca la seguridad y salud en el trabajo como “principio y un derecho fundamental en el trabajo”.
A mi parecer, esta cuestión tiene mucho interés respecto de los cambios digitales y tecnológicos que afectan a los trabajadores, y por tanto, a su propio modo de vida. No en vano las siguientes exhortaciones tienen incidencia directa con ello.
-“Exhortamos a que se tomen medidas que faciliten una autonomía del tiempo de trabajo que satisfaga las necesidades de los trabajadores y de las empresas”. Entre las medidas aportadas por la comisión se encuentra el derecho a la desconexión digital y a la disposición para los trabajadores de una mayor soberanía sobre su tiempo.
-“Exhortamos a adoptar políticas públicas que promuevan la representación colectiva y el diálogo social”.
-“Exhortamos al uso de la tecnología en aras del trabajo decente y bajo «control humano».”
En este punto, traigo a colación una afirmación que me parece muy oportuna del Informe cuando se adhiere a un enfoque de la inteligencia artificial «bajo control humano» que garantice que las decisiones finales que afectan al trabajo sean tomadas por seres humanos y no por algoritmos. Y en este marco, expresa una afirmación taxativa que no se encuentra en otros de los ejes tratados, ya que habla directamente de la necesidad de “regular”. En particular, el informe señala que “El ejercicio de la gestión, vigilancia y control a través de algoritmos, mediante sensores, dispositivos corporales y otras formas de control, debe ser regulado para proteger la dignidad de los trabajadores. El trabajo no es una mercancía; así como tampoco el trabajador es un robot”.
3. El tercer eje de actuación del Programa centrado en las personas es incrementar la inversión en trabajo decente y sostenible.
Según la Comisión, con nuevas normas, incentivos empresariales y objetivos de política económica pueden orientarse mejor las inversiones hacia ámbitos de la economía que promuevan empleos decentes, igualdad de género y desarrollo sostenible, proporcionando al mismo tiempo una base para actividades de alto valor añadido, y añade que el objetivo general es invertir en «trabajo decente y sostenible», una expresión que utilizamos para designar la vía del crecimiento y el desarrollo centrados en las personas con el fin de lograr trabajo decente para todos.
Con ese deseo, la Comisión realiza las siguientes exhortaciones:
-“Exhortamos a la adopción de incentivos para promover las inversiones en áreas clave que promuevan el trabajo decente y sostenible”.
-“Exhortamos a remodelar las estructuras de incentivos empresariales y los indicadores de progreso complementarios en aras del bienestar, la sostenibilidad medioambiental y la igualdad”.
El Informe finaliza con una última parte de su contenido, titulado “Asumir responsabilidades”, dirigidas principalmente a la OIT.
Efectivamente, dirigiéndose a la OIT, la Comisión mundial le hace las siguientes recomendaciones:
1. Que ponga en práctica los mecanismos institucionales que la permitan constituirse en el marco del sistema internacional, en el punto de convergencia para la creación y el análisis comparativo de las estrategias nacionales sobre el futuro del trabajo.
2. Que promueva la coordinación entre todas las instituciones multilaterales pertinentes para la definición y aplicación del programa centrado en las personas.
3. Que conceda un alto grado de prioridad a los desafíos clave que plantea la transformación profunda en el mundo del trabajo, para lo cual, le pide que evalúe sus normas y se asegure de que están actualizadas, son pertinentes y están sujetas a un control adecuado.
4. Que cree un laboratorio para la innovación en materia de tecnologías digitales que preste apoyo al trabajo decente. Este laboratorio se ocuparía de dirigir y facilitar la adaptación y la adopción de tecnologías para dar respaldo a los empleadores, los trabajadores y los servicios de la inspección del trabajo en el control de las condiciones de trabajo, y proporcionaría formación y asistencia sobre los modos de analizar y utilizar los datos recopilados. Dentro de este ámbito, la Comisión propone crear un grupo de expertos para el seguimiento de sus efectos con miras a rastrear las vías de innovación y aconsejar sobre cómo superar las dificultades que plantean las líneas de actuación en esta materia.
5. Que preste especial atención a la universalidad de su mandato. Esto implica aumentar el alcance de sus actividades para incluir a quienes, históricamente, han permanecido excluidos de la justicia social y del trabajo decente, en concreto los trabajadores informales.
6. En fin, debido a mi interés en el tema que paso a abordar, si que aplaudo de la Comisión que en su informe, haga una mención especial al tema de las migraciones.
En particular, realiza una recomendación a la OIT sobre la necesidad de una mayor cooperación internacional en áreas específicamente relacionadas con el trabajo, para acto seguido señalar que “Es preciso que las medidas adoptadas en los ámbitos multilateral e internacional avalen el contrato social. Por ejemplo, cuando se publique nuestro informe, el sistema de las Naciones Unidas habrá adoptado formalmente el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, y el Pacto Mundial sobre los Refugiados. Este acuerdo abre nuevas oportunidades para forjar lazos de colaboración más estrechos en todo el sistema en materia de migración y acceso de los refugiados a los mercados de trabajo. Del mismo modo, los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, adoptados en junio de 2011, proporcionan un marco global con amplio respaldo para evitar y corregir las repercusiones adversas sobre los derechos humanos asociadas a la actividad empresarial”.
En fin, habrá que seguir con detalle los comentarios, propuestas, debates que deriven de este Informe, que se espera se produzcan este año en particular, y más allá. Intentaré seguirlos en este blog. Gracias por vuestro interés!