29/05/2019
La pobreza laboral como asunto clave en la UE y en España
Con fecha de 24 de mayo, la Comisión Europea ha publicado el informe “In-work poverty in Europe. A study of national policies” [Pobreza laboral. Un estudio de las políticas nacionales], realizado por Ramón Peña-Casas, Dalila Ghailani, Slavina Spasova y Bart Vanhercke.
El estudio contiene unos indicadores muy interesantes sobre el problema de las personas que, pese a trabajar, están en situación de pobreza, lo que le lleva a ofrecer unas recomendaciones a las instituciones y agentes sociales que deberían ser tenidas muy en cuenta en las acciones políticas y normativas de los próximos años.
En el propio prefacio del estudio, se señala que la pobreza pese a estar trabajando es sufrida por una sustancial proporción de trabajadores. En 2017, el 9.4% de personas que trabajaban en la UE se encontraban en riesgo de pobreza, lo que significa que cerca de 20.5 millones de trabajadores viven en hogares que están en riesgo de pobreza. Dicho porcentaje se ha mantenido estable en los últimos años, de forma similar a la tasa del conjunto de población que están en riesgo de pobreza.
El informe señala 7 hallazgos clave en materia de trabajadores pobres que me complace desgranar en esta entrada de blog, si bien complementaré cada una de dichas ideas con unas referencias específicas a los indicadores que afectan específicamente a España:
1. Los trabajadores pobres representan un grupo sustancial entre el conjunto de trabajadores y su número continúa creciendo en muchos Estados miembros, lo que lleva a una polarización dentro de la UE. En 9 Estados miembros la tasa de trabajadores pobres se ha incrementado en 9 estados miembros en más de un punto desde el 2012 (entre ellos España, con una tasa del 13.1% en 2017),se ha mantenido estable en 16, y ha decrecido en solo 3. En el 2017, la tasa de trabajadores pobreza estaba en 2.1 en Finlandia, mientras que llegaba al 17.1 en Rumania.
Respecto de España, se ha de hacer notar que desde el año 2012 está aumentando la tasa de riesgo de pobreza laboral, ya que si en aquel año se daba el 10.8, en el 2017 llega al 13.1, con un aumento porcentual absoluto de 2.3 puntos, y relativo del 21.3%, mientras que, en el marco de la UE-28, la variación absoluta en ese espacio temporal solo es de 0.7 puntos, y el relativo del 7,9%
2. En ciertas categorías de población, el riesgo de pobreza es significativamente más alto que para el resto, y para algunos de ellos, la tasa de riesgo de pobreza pese a trabajar se ha incrementado de forma importante en los últimos años. En desarrollo de esta idea, el informe que se reseña señala que, desde una perspectiva individual, la tasa de trabajadores pobres en el 2017 en la UE-28 afecta especialmente a personas con bajos niveles de educación y a jóvenes. En España, llama la atención especialmente que la pobreza laboral es, sobre todo, un asunto que afecta a trabajadores por cuenta propia: en el año 2017, la tasa de riesgo de pobreza pese a trabajar afecta al 21.7% de autónomos, frente al 11.5 de asalariados, si bien mientras a los primeros el porcentaje de afectados desde el 2012 se ha reducido en un insignificante -3.1%, respecto de los segundos ha aumentado de forma vertiginosa en un 32.2%.
En todo caso, la incidencia de la pobreza laboral en los trabajadores autónomos es especialmente sensible en España en un aspecto que la hace diferente respecto a los datos de la UE-28: los datos estadísticos nos muestran una coincidencia insufrible, que es que el 21.7% de la población en España está en riesgo de pobreza, justamente el mismo porcentaje de trabajadores autónomos que pese a desempeñar su actividad, están en situación de pobreza.
Por edades, el riesgo de pobreza laboral afecta en España de forma visible a los jóvenes, de forma parecida a la UE. Así, en España, en la franja de 18 a 24 años se ha pasado del 12.3% en 2012 al 19% de trabajadores pobres en 2017; de 25 a 54, se ha pasado del 11.1 en 2012 al 13.4% en 2017; mientras que, en la franja de 55 a 64 años, se ha pasado del 8.2 en 2012 a 10.2% en 2017.
El informe también constata que, en algunos países, la tasa de trabajadores pobres que son migrantes dobla o tríplica a la del conjunto de la población. En España ello se comprueba desde el momento en que la tasa de riesgo de pobreza laboral es del 34.1% en el 2017 respecto de los extranjeros extracomunitarios, mientras que se queda en el 9.8% respecto de los nacionales del país informante.
Así mismo, y por lo que respecta a un asunto de indudable interés para nosotros los laboralistas, las situaciones individuales de empleo son un factor robusto para explicar la tasa de trabajadores pobres, sobre todo por lo que hace referencia a los trabajadores autónomos y a los trabajadores con contratos de duración determinada. Además, los trabajadores pobres con contratos a tiempo parcial doblan a los trabajadores pobres que disponen a jornada completa.
En España, la tasa de riesgo de pobreza por tipo de contrato laboral que se dispone, muestra que los trabajadores con contrato indefinido son pobres en un porcentaje del 7.3%, con un aumento relativo desde el 2012 del 35.2%; mientras que los contratados temporalmente son pobres en una tasa del 23.1%, habiendo aumentado desde el 2012 en un porcentaje del 31.3%
Por lo que hace a la jornada laboral que se dispone, mientras que la tasa de trabajadores pobres a tiempo parcial ha ido de 21.2 en 2012 al 26.9 en 2017 (con un aumento relativo del 26.9%),en aquellos con jornada completa va del 8.7 en el año 2012 al 10.7% en 2017 (con una variación relativa del 23.0%)
Por lo que hace al sexo de la población que trabaja, pero con riesgo de pobreza, los porcentajes muestran en España que los hombres han pasado del 11.3 en 2012 al 13.3 en 2017, mientras las mujeres del 10.1 en 2012 a 12.8 en 2017; en todo caso, estos datos deberían ponerse en relación con la cuestión del sostenimiento de hogares, o familias monoparentales que se relaciona en el siguiente punto.
3. Para el Informe que se reseña, los salarios mínimos son un instrumento clave para evitar la pobreza laboral, pero no bastan para apoyar más que a una sola persona, es decir, para el Informe la existencia de un salario mínimo (incluyendo su incremento),no sería suficiente para sacar a gente de la pobreza en aquellos hogares constituidos por más de una persona, por ejemplo, que dependen de un sostén único, o familias monoparentales.
La cuestión de los hogares ha de tenerse muy en cuenta en España ya que las cifras de riesgo de pobreza laboral arrojan los siguientes datos: si se es soltero, hay un porcentaje de trabajadores pobres del 14.9% en 2017; si el estado civil es de soltería, pero con un hijo o hija a cargo, la tasa sube al 27.8 en 2017. La incidencia se produce por tanto en familias monoparentales con solo una descendencia a cargo. Si el hogar está compuesto por 2 o más adultos sin hijos a cargo, la tasa de pobreza laboral baja al 8.9% en 2017, pero si se tienen hijos a cargo, la tasa sube a1 15.4 en 2017. Se debería concluir que tener hijos en España es un factor de incremento de las posibilidades de pobreza pese a trabajar, aún más si el sostén económico es monoparental, lo que donde llega mi conocimiento acontece principalmente a mujeres.
4. El informe se hace eco que, por lo general, los gobiernos combinan una variedad de medidas que influyen de forma directa en la cuestión en la pobreza laboral, incluso si éste no es específicamente un objetivo político fijado, tales como el aumento del salario mínimo, la aprobación de subsidios sociales, o la gestión política de la segmentación del mercado de trabajo, ámbito en el que algunos países han tomado medidas para limitar el abuso de contratación temporal.
5. Junto a la anterior, el informe señala que hay otras políticas que, aunque puedan tener un impacto indirecto en la pobreza laboral son, no obstante, muy importantes para canalizar esta compleja cuestión. Aquí se incluyen la disponibilidad de servicios de guardería formales, las políticas de salud y de cuidado de las personas, las políticas de vivienda y las de aprendizaje permanente o a lo largo de la vida. En esta última acción el informe señala que la adopción de acciones de formación continua para la población puede fallar respecto de las personas más desfavorecidas.
La cuestión de la necesidad de formación continua es importante ya que el informe muestra a las claras que a mayor nivel educativo, la tasa de pobreza laboral disminuye (un 6.7% en 2017),mientras que a menor nivel de educación el riesgo de pobreza laboral aumenta (un 21.4%). En todo caso, no quisiera pasar desapercibido que en España se ha detectado que desde 2012, incluso entre aquellos con mayores niveles de educación (el 6,7% mencionado),ha aumentado relativamente la tasa de trabajadores pobres en un 48,9%.
6. En todo caso, el Informe señala que la pobreza laboral está infra desarrollada en el discurso política y en la acción correspondiente, pero entre 2015 y 2018 la mayor parte de Estados miembros de la UE han acelerado el ritmo de reformas para hacerle frente. No obstante, también se detecta que la pobreza laboral no es afrontada como tal, sino que prevalece el discurso de aliviar o reducir la pobreza en general. Solo los sindicatos son quienes han aportado a la agenda política la necesidad de políticas específicas que resuelvan el problema de los trabajadores pobres.
7. Finalmente, el Informe señala que los indicadores sobre la tasa de trabajadores pobres que aporta a conocimiento púbico son una buena base para entender y monitorizar dicha cuestión, aunque advierte que hay lagunas en algunas dimensiones, por ejemplo, la falta de información sobre determinados sectores productivos donde se emplean trabajadores, y la falta de desglose por grado de urbanización donde residen los trabajadores, que refleje adecuadamente las dimensiones urbanas y rurales.
Una vez señaladas estas ideas clave, el Informe concluye que ante la importante incidencia y la evolución de la pobreza laboral suponen una apelación para fortalecer y hacer más efectivas las acciones políticas en el ámbito de la UE y de los Estados miembros para atajarla. Para los autores de este estudio, la relativa persistencia de la pobreza laboral subraya que se trata de una cuestión esencial la cual, más allá de las dañinas consecuencias para las sociedades europeas, señala una injusticia social fundamental: el hecho de que trabajar no siempre es garantía de escapar de la pobreza. Ello puede contribuir a que fortalecer el sentimiento que las desigualdades son más presentes que nunca, a impulsar la desafección ante las políticas sociales y económicas de forma que aumenten los movimientos populistas y la hostilidad al proyecto europeo. También supone una causa del aumento de las divergencias y las barreras para la convergencia a lo largo de la UE y el apoyo a lo que representa.
En razón de esas conclusiones, el Informe propone una serie de recomendaciones, unas para el ámbito de cada Estado miembro, y otras a nivel de la UE.
En relación a las recomendaciones dirigidas a ámbitos nacionales, el informe apuesta por movilizar a todos los agentes políticos y sociales para abordar el tema de la pobreza laboral, en particular en la búsqueda de la adopción de pactos sociales sobre trabajadores pobres. Aquí señala que dicho pacto requeriría la participación, directa o indirecta, de actores que van más allá de los actores implicados en la negociación colectiva laboral, en especial agentes locales y territoriales. También se aboga por el desarrollo de una política holística de aproximación a la pobreza laboral, en particular incorporando el concepto de trabajadores pobres dentro del ámbito de las políticas y estrategias nacionales más relevantes, de forma que en su ejecución se tenga en consideración como pueden afectar positivamente a aquellos. Además, en este punto el informe advierte de la necesidad de que la reducción de la pobreza laboral en el marco de áreas políticas diversas debe ser complementado con una aproximación política dirigida a los grupos más vulnerables que la sufren, principalmente familias monoparentales, migrantes, personas con pocos estudios y trabajadores poco cualificados.
En el marco nacional, el informe continúa advirtiendo de la importancia de las políticas de empleo, que deberían incluir el concepto de riesgo de pobreza pese a trabajar; en este punto, se señala la necesidad de aplicar políticas “sabias” de flexibilidad en el empleo, destinadas a apoyar un equilibro entre flexibilidad y seguridad. En este punto se hace especial hincapié en la importancia de asegurar que las formas atípicas de empleo se desarrollen de forma equilibrada de forma que no supongan un aumento del riesgo de pobreza laboral, notablemente entre los trabajadores temporales, a tiempo parcial o de trabajadores autónomos.
Junto a ello, se pide un aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral, una implementación de las políticas de aprendizaje a lo largo de la vida, la implementación de políticas activas de inclusión, principalmente a través de medidas de apoyo a través de ingresos, acceso universal a servicios de calidad y mercados de trabajo inclusivos. Una de las cuestiones que merecen mayor interés en la necesidad de fortalecer las políticas de rentas, ya sea a través de subsidios derivados del trabajo, o garantizar ingresos mínimos. También a destacar la necesidad de condiciones de trabajo decentes y la promoción de políticas de igualdad y no discriminación.
En el marco de la UE, el informe apela a utilizar plenamente el marco de la policía social europea para afrontar el problema de los trabajadores pobres. En particular, el Pilar Europeo de Derecho Sociales ofrece un marco útil para la efectiva implementación y control de la aplicación de derechos sociales que son claves para la eliminación de la pobreza laboral. También que la lucha contra la pobreza laboral deben ser un objetivo transversal de la UE y debe ser incorporado en la Estrategia Europea 2020 así como en la próxima que se adopte. Así mismo, llama a promover el uso de fondos de la UE para combatir la pobreza laboral, así como fortalecer las acciones de asesoramiento y control por parte de los Estados miembros de estas situaciones en sus informes económicos y de empleo ante la UE.