09/10/2019
Trabajo y envejecimiento: advertencias y recomendaciones.
El Comité Económico y Social de la Unión Europea (CESE) ha aprobado un interesante dictamen sobre la evolución del mundo del trabajo y el envejecimiento de la población.
En concreto, dicho documento lleva por titulo “La evolución del mundo del trabajo y la longevidad y el envejecimiento de la población – Condiciones previas para que los trabajadores de más edad permanezcan activos en el nuevo mundo del trabajo”. Sus ponentes han sido Irinel Eduard Floria, del Grupo de empleadores del Comité, y como coponente Vladimír Báleš, Profesor de la Universidad de Tecnología de Bratislava y miembro del Grupo Diversidad del Comité.
El objetivo de esta entrada en mi blog es hacer una reseña de este documento, valorando en todo caso lo que considero más relevante de él.
El dictamen se estructura en las siguientes partes: el contexto del problema del envejecimiento; unas Observaciones generales sobre el uso de la tecnología por parte de las empresas mayores; las medidas que se han adoptado los Estados miembros para fomentar el envejecimiento activo; y finalmente, las recomendaciones del CESE para abordar los retos del envejecimiento activo.
Para empezar con la primera de las partes expresadas, el CESE advierte que la estructura poblacional de la UE está cambiando y «se volverá cada vez más gris» en las próximas décadas. Esa calificación la explica en que mientras hasta el año 2017 la población total de la UE aumentará, pasando de los 511 millones de personas en 2016 a los 520 millones en 2070, de forma simultánea disminuirá significativamente la población en edad de trabajar (entre los 15-64 años),de forma que de los 333 millones de personas en 2016 se bajará a los 292 millones en 2070. Esto le lleva al CESE a prever que la oferta de trabajo total en la UE para las personas de entre 20 y 64 años descienda en las próximas décadas. La razón de esa disminución de lo que podríamos llamar población activa la encuentra el CESE en los cambios en la fertilidad, y la dinámica de los flujos migratorios y la esperanza de vida.
En este último aspecto, el CESE señala que “para el conjunto de la UE, se prevé que la esperanza de vida al nacer aumente en 7,8 años para los hombres y en 6,6 años para las mujeres de aquí a 2070”. Sin embargo, el propio Comité se encarga de advertir que ese cambio positivo en la esperanza de vida no se ajusta a la duración de las vidas profesionales de las pesonas. En este sentido, el CESE señala que la falta de empleo y de políticas y medidas activas adecuadas y enfocadas al mercado de trabajo, los problemas de salud, la falta de capacidades pertinentes y la insatisfacción por el desequilibrio entre vida privada y vida laboral son motivos importantes para una salida prematura del mercado laboral. De la misma forma, también advierte que la discriminación por razón de edad o los estereotipos negativos repercuten en las decisiones de abandono prematuro del mercado laboral. Y ello, sin olvidar la perspectiva de género en los empleo y las condiciones laborales de las personas de más edad, puesto que en el transcurso de la última década, el CESE advierte que las situaciones de “semijubilación” ha cobrado mucha fuerza entre las mujeres.
En todo caso, en su dictamen el CESE adopta una visión optimista en dos aspectos de carácter fundamental: en primer lugar, respecto a la financiación de los sistemas de seguridad social. En este punto, se recuerda que el factor determinante de dicha financiación no es la tasa de dependencia demográfica, sino la tasa de dependencia económica. Cuestión del todo interesante a mi parecer por cuanto entonces el acento de las políticas debe ponerse en el aseguramiento de salarios dignos, con cotizaciones suficientes para cubrir las personas que acceden a la jubilación y el aumento de la productividad conjugada con trabajos de calidad. En segundo lugar, por cuánto e reto demográfico puede entenderse también como una oportunidad para mejorar la competitividad de la economía europea. Así, el CESE señala la importancia de la denominada como «economía plateada», es decir, la que se derivará del envejecimiento de la población en forma de nuevos mercados de bienes y servicios, razón por la cual las empresas deben integrar este fenómeno en sus estrategias de innovación para ofrecer bienes y servicios innovadores.
Por lo que se refiere al apartado del documento sobre Observaciones generales sobre el uso de la tecnología por parte de las personas mayores, su mensaje clave radica en que con el proceso de transformación tecnológica del mercado laboral, sobre todo en forma de sustitución de mano de obra actual por robots o equipamientos digitales, o por mano de obra altamente cualificada que la pueda utilizar, lo que puede llevar, en este preciso contexto, a que la mano de obra de edad avanzada se vuelva, si cabe, más vulnerable. En este sentido, el CESE concluye que “la exclusión electrónica puede ser uno de los mayores obstáculos al incremento de la tasa de empleo de las personas de más edad, por lo que deben adoptarse iniciativas específicas para desarrollar las cibercapacidades de las personas de más edad”.
En el apartado del documento relativo a las medidas destinadas a fomentar el envejecimiento activo que han adoptado los Estados miembros, el documento realiza una advertencia sobre las políticas emprendidas por los Estados miembros, ya que reconoce que “apenas hay información sobre la calidad y la sostenibilidad de dicho empleo”. Lo que si expresa es que hasta ahora, la mayor parte de las iniciativas se ha centrado en medidas correctoras, como la oferta de subsidios salariales por contratar a trabajadores de más edad, el incremento de la edad de jubilación media y la restricción de la jubilación anticipada, pero sin minusvalorarlas, el CESE advierte que estas medidas pueden ser insuficientes para que los trabajadores de más edad logren prolongar sus vidas profesionales. Por esa razón, apela a evaluar el impacto de las medidas de participación de los trabajadores de más edad en el mercado laboral.
Llegados a este punto, el CESE formula las siguiente recomendaciones que deberían servir de base para la adopción de un programa de envejecimiento activo en la Uníon Europea:
1. Reforzar el diálogo social y la participación de todas las partes interesadas en el desarrollo de estrategias integradas y políticas nacionales en favor del envejecimiento activo.
2. Desarrollar el empleo y las capacidades a través del aprendizaje permanente; en desarrollo de esta recomendación, el CESE dice que para lograrse, entre otras medidas, con la salvaguarda de una financiación pública y la asignación de los recursos necesarios para una política proactiva del mercado laboral, a fin de reintegrar a los desempleados de más edad en el mercado de trabajo (también por medio de asesoramiento y apoyo para los solicitantes de empleo) y reducir el riesgo de desempleo de larga duración.
3. Fomentar itinerarios profesionales y laborales dinámicos. En este punto, el CESE expresa que las personas tendrán más de un itinerario profesional a lo largo de su vida; de hecho, se espera que las personas trabajen a lo largo de su vida con numerosos períodos sabáticos dedicados al aprendizaje, el reciclaje profesional y los viajes. Derivado de que las personas tengan más de un itinerario profesional, el CESE promueve que se lleven a cabo iniciativas como prever los empleos y los itinerarios profesionales emergentes a los que podrían trasladarse los trabajadores a lo largo de su vida. He de reconocer que este tipo de medidas en las que se prevén cambios de itinerarios, es decir de carreras profesionales entre trabajadores, me produce mucha preocupación, ya que considero que lo que se debería potenciar es el desarrollo de una carrera, adaptada eso si a los cambios que puedan producirse derivados de la transformación de los procesos productivos.
4. Impulsar el espíritu emprendedor de los trabajadores de más edad.
5. la recomendación 5 del dictamen se dedica a: “Combatir todo tipo de discriminación, en particular la discriminación por razón de edad y género”.
En este aspecto, el CESE señala que cada vez más, los empresarios perciben a los trabajadores de más edad como trabajadores leales, expertos, fiables y muy dedicados a su trabajo, no obstante, aún existe el prejuicio de que las personas de más edad no muestran interés en desarrollar sus capacidades y se cierran al cambio. El CESE señala que ha quedado demostrado que el prejuicio de que los trabajadores de más edad obtienen peores resultados que los trabajadores más jóvenes es falso y que, si son menos productivos, esto se debe en general a que no se les ha ofrecido formación. El CESE enfatiza que incluso si los trabajadores de más edad cuentan con menos habilidades físicas o cognitivas, lo compensan sacándole partido a sus años de experiencia.
Para combatirlo, debería mejorarse la aplicación de las Directivas sobre anti-discriminación por razón de edad y de género (las posibilidades de las mujeres de ser discriminadas en vinculación con su edad son algo superiores, como afirma también el CESE en su dictamen, que las de los hombres).
6. Poner en marcha iniciativas de transferencia o intercambio de conocimientos. El dictamen aquí señala algunas ideas de solidaridad intergeneracional en la trasmisión de conocimientos, es decir, en función de un entendimiento intergeneracional, que los jóvenes transfieran conocimientos a los de más edad, y estos a su vez ayuden a aquellos.
7. Implantar modalidades de trabajo flexibles y mejores condiciones laborales para los trabajadores de más edad. En este punto es interesante la idea de que se fomente el desarrollo de modelos de jornada laboral beneficiosos para la salud, negociados entre los interlocutores sociales en los sectores y en las empresas, y aplicarlos a lo largo de todo el itinerario profesional (por ejemplo, permisos sabáticos y permisos de formación) para respaldar el equilibrio entre vida privada y vida laboral. Es de interés también la llamada que hace al CESE a que haya equilibrios de edades dentro de los equipos de trabajo.
8. Fomentar la solidaridad intergeneracional y cambiar las actitudes con respecto al envejecimiento, ámbito en el que pide que se promueva el concepto de economía plateada al que antes se ha hecho referencia y la oportunidades y beneficios asociados a ella.
El objetivo de esta entrada en mi blog es hacer una reseña de este documento, valorando en todo caso lo que considero más relevante de él.
El dictamen se estructura en las siguientes partes: el contexto del problema del envejecimiento; unas Observaciones generales sobre el uso de la tecnología por parte de las empresas mayores; las medidas que se han adoptado los Estados miembros para fomentar el envejecimiento activo; y finalmente, las recomendaciones del CESE para abordar los retos del envejecimiento activo.
Para empezar con la primera de las partes expresadas, el CESE advierte que la estructura poblacional de la UE está cambiando y «se volverá cada vez más gris» en las próximas décadas. Esa calificación la explica en que mientras hasta el año 2017 la población total de la UE aumentará, pasando de los 511 millones de personas en 2016 a los 520 millones en 2070, de forma simultánea disminuirá significativamente la población en edad de trabajar (entre los 15-64 años),de forma que de los 333 millones de personas en 2016 se bajará a los 292 millones en 2070. Esto le lleva al CESE a prever que la oferta de trabajo total en la UE para las personas de entre 20 y 64 años descienda en las próximas décadas. La razón de esa disminución de lo que podríamos llamar población activa la encuentra el CESE en los cambios en la fertilidad, y la dinámica de los flujos migratorios y la esperanza de vida.
En este último aspecto, el CESE señala que “para el conjunto de la UE, se prevé que la esperanza de vida al nacer aumente en 7,8 años para los hombres y en 6,6 años para las mujeres de aquí a 2070”. Sin embargo, el propio Comité se encarga de advertir que ese cambio positivo en la esperanza de vida no se ajusta a la duración de las vidas profesionales de las pesonas. En este sentido, el CESE señala que la falta de empleo y de políticas y medidas activas adecuadas y enfocadas al mercado de trabajo, los problemas de salud, la falta de capacidades pertinentes y la insatisfacción por el desequilibrio entre vida privada y vida laboral son motivos importantes para una salida prematura del mercado laboral. De la misma forma, también advierte que la discriminación por razón de edad o los estereotipos negativos repercuten en las decisiones de abandono prematuro del mercado laboral. Y ello, sin olvidar la perspectiva de género en los empleo y las condiciones laborales de las personas de más edad, puesto que en el transcurso de la última década, el CESE advierte que las situaciones de “semijubilación” ha cobrado mucha fuerza entre las mujeres.
En todo caso, en su dictamen el CESE adopta una visión optimista en dos aspectos de carácter fundamental: en primer lugar, respecto a la financiación de los sistemas de seguridad social. En este punto, se recuerda que el factor determinante de dicha financiación no es la tasa de dependencia demográfica, sino la tasa de dependencia económica. Cuestión del todo interesante a mi parecer por cuanto entonces el acento de las políticas debe ponerse en el aseguramiento de salarios dignos, con cotizaciones suficientes para cubrir las personas que acceden a la jubilación y el aumento de la productividad conjugada con trabajos de calidad. En segundo lugar, por cuánto e reto demográfico puede entenderse también como una oportunidad para mejorar la competitividad de la economía europea. Así, el CESE señala la importancia de la denominada como «economía plateada», es decir, la que se derivará del envejecimiento de la población en forma de nuevos mercados de bienes y servicios, razón por la cual las empresas deben integrar este fenómeno en sus estrategias de innovación para ofrecer bienes y servicios innovadores.
Por lo que se refiere al apartado del documento sobre Observaciones generales sobre el uso de la tecnología por parte de las personas mayores, su mensaje clave radica en que con el proceso de transformación tecnológica del mercado laboral, sobre todo en forma de sustitución de mano de obra actual por robots o equipamientos digitales, o por mano de obra altamente cualificada que la pueda utilizar, lo que puede llevar, en este preciso contexto, a que la mano de obra de edad avanzada se vuelva, si cabe, más vulnerable. En este sentido, el CESE concluye que “la exclusión electrónica puede ser uno de los mayores obstáculos al incremento de la tasa de empleo de las personas de más edad, por lo que deben adoptarse iniciativas específicas para desarrollar las cibercapacidades de las personas de más edad”.
En el apartado del documento relativo a las medidas destinadas a fomentar el envejecimiento activo que han adoptado los Estados miembros, el documento realiza una advertencia sobre las políticas emprendidas por los Estados miembros, ya que reconoce que “apenas hay información sobre la calidad y la sostenibilidad de dicho empleo”. Lo que si expresa es que hasta ahora, la mayor parte de las iniciativas se ha centrado en medidas correctoras, como la oferta de subsidios salariales por contratar a trabajadores de más edad, el incremento de la edad de jubilación media y la restricción de la jubilación anticipada, pero sin minusvalorarlas, el CESE advierte que estas medidas pueden ser insuficientes para que los trabajadores de más edad logren prolongar sus vidas profesionales. Por esa razón, apela a evaluar el impacto de las medidas de participación de los trabajadores de más edad en el mercado laboral.
Llegados a este punto, el CESE formula las siguiente recomendaciones que deberían servir de base para la adopción de un programa de envejecimiento activo en la Uníon Europea:
1. Reforzar el diálogo social y la participación de todas las partes interesadas en el desarrollo de estrategias integradas y políticas nacionales en favor del envejecimiento activo.
2. Desarrollar el empleo y las capacidades a través del aprendizaje permanente; en desarrollo de esta recomendación, el CESE dice que para lograrse, entre otras medidas, con la salvaguarda de una financiación pública y la asignación de los recursos necesarios para una política proactiva del mercado laboral, a fin de reintegrar a los desempleados de más edad en el mercado de trabajo (también por medio de asesoramiento y apoyo para los solicitantes de empleo) y reducir el riesgo de desempleo de larga duración.
3. Fomentar itinerarios profesionales y laborales dinámicos. En este punto, el CESE expresa que las personas tendrán más de un itinerario profesional a lo largo de su vida; de hecho, se espera que las personas trabajen a lo largo de su vida con numerosos períodos sabáticos dedicados al aprendizaje, el reciclaje profesional y los viajes. Derivado de que las personas tengan más de un itinerario profesional, el CESE promueve que se lleven a cabo iniciativas como prever los empleos y los itinerarios profesionales emergentes a los que podrían trasladarse los trabajadores a lo largo de su vida. He de reconocer que este tipo de medidas en las que se prevén cambios de itinerarios, es decir de carreras profesionales entre trabajadores, me produce mucha preocupación, ya que considero que lo que se debería potenciar es el desarrollo de una carrera, adaptada eso si a los cambios que puedan producirse derivados de la transformación de los procesos productivos.
4. Impulsar el espíritu emprendedor de los trabajadores de más edad.
5. la recomendación 5 del dictamen se dedica a: “Combatir todo tipo de discriminación, en particular la discriminación por razón de edad y género”.
En este aspecto, el CESE señala que cada vez más, los empresarios perciben a los trabajadores de más edad como trabajadores leales, expertos, fiables y muy dedicados a su trabajo, no obstante, aún existe el prejuicio de que las personas de más edad no muestran interés en desarrollar sus capacidades y se cierran al cambio. El CESE señala que ha quedado demostrado que el prejuicio de que los trabajadores de más edad obtienen peores resultados que los trabajadores más jóvenes es falso y que, si son menos productivos, esto se debe en general a que no se les ha ofrecido formación. El CESE enfatiza que incluso si los trabajadores de más edad cuentan con menos habilidades físicas o cognitivas, lo compensan sacándole partido a sus años de experiencia.
Para combatirlo, debería mejorarse la aplicación de las Directivas sobre anti-discriminación por razón de edad y de género (las posibilidades de las mujeres de ser discriminadas en vinculación con su edad son algo superiores, como afirma también el CESE en su dictamen, que las de los hombres).
6. Poner en marcha iniciativas de transferencia o intercambio de conocimientos. El dictamen aquí señala algunas ideas de solidaridad intergeneracional en la trasmisión de conocimientos, es decir, en función de un entendimiento intergeneracional, que los jóvenes transfieran conocimientos a los de más edad, y estos a su vez ayuden a aquellos.
7. Implantar modalidades de trabajo flexibles y mejores condiciones laborales para los trabajadores de más edad. En este punto es interesante la idea de que se fomente el desarrollo de modelos de jornada laboral beneficiosos para la salud, negociados entre los interlocutores sociales en los sectores y en las empresas, y aplicarlos a lo largo de todo el itinerario profesional (por ejemplo, permisos sabáticos y permisos de formación) para respaldar el equilibrio entre vida privada y vida laboral. Es de interés también la llamada que hace al CESE a que haya equilibrios de edades dentro de los equipos de trabajo.
8. Fomentar la solidaridad intergeneracional y cambiar las actitudes con respecto al envejecimiento, ámbito en el que pide que se promueva el concepto de economía plateada al que antes se ha hecho referencia y la oportunidades y beneficios asociados a ella.