06/04/2023

De Klee a Sorolla: recordando mi visita a dos grandes exposiciones mostradas en Barcelona

De Klee a Sorolla: recordando mi visita a dos grandes exposiciones mostradas en Barcelona

En el invierno del paso del año 2022 a 2023 se han llevado a cabo dos exposiciones muy interesantes en Barcelona a las que no he podido resistirme a visitar. La de Paul Klee en la Fundación Joan Miró y la de Sorolla en el Palau Martorell. Esta entrada es para mostrar brevemente mis impresiones sobre las obras de ambos que nos mostraban ambos eventos artísticos, y también sobre el trabajo de ambos, que es inspirador cualquiera que sea el quehacer o el oficio de cada uno.

A ambos les he dedicado espacio en este Diario, en particular en la sección Notas de la Semana e Imagen del mes; a Klee en el mes de diciembre de 2022 aprovechando mi visita a la exposición mencionada, a Sorolla en otros meses ya que reconozco que es uno de mis pintores preferidos. Del primero, su inmersión en la naturaleza de la que nosotros también formamos parte como propiamente expresó Klee, y de Sorolla por lo que pinta, que alejándose de cualquier prejuicio, pinta lo que ve y lo que existe, que en muchas ocasiones es también alegria, alegria de vivir.

Este invierno que ya ha sido superado por una balbuceante primavera, que es cuando escribo estas líneas, pero no por la constancia de un clima seco y soleado impropio de ambas estaciones, ha sido en cambio muy interesante en lo relativo a exposiciones de arte en Barcelona, una dedicada a Paul Klee (1879-1940),la otra a Sorolla (1863-1923).

La primera, “Paul Klee i els secrets de la natura”, se llevó a cabo en la Fundación Joan Miró. La segunda, “Sorolla. Cazando impresiones”, en el Palau Martorell, en la que creo que se trata de una de las actividades que espero se sigan realizando en la capital catalana, o en otras de esta comunidad en la que vivo, para conmemorar el cien aniversario de la muerte del gran pintor valenciano (1863-1923).

El planteamiento de la exposición de Klee fue muy interesante ya que empezaba con sus años formativos, donde se visualizaba perfectamente la maestría a la que llegó ya de joven dibujando a la naturaleza como su modelo predilecto; seguía con las consecuencias en su evolución derivadas de su viaje a Túnez en 1912 y el inicio de la I Guerra Mundial; la fase a partir de 1921 de su docencia en la Escuela de Bauhaus hasta principios de los años treinta del siglo pasado; y finalizaba con el último período artístico y vital del pintor titulado en la exposición como “Síntesi e identificación”.

De Klee me entusiasma en la exposición su capacidad investigadora sobre la pintura y sobre como refleja la naturaleza, incluyendo las plantas o los escarabajos comiendo sus hojas. Leo que el pintor llevó a cabo un manifiesto en el año 2023 en el que dijo que el artista es un ser humano, y como tal, es naturaleza y parte de la naturaleza en el ámbito de la naturaleza misma. Esta declaración para mi tiene su impacto directo en su obra, que como aprendí, la pintó con los dedos debido a su enfermedad en las últimas fases de su vida: Ohne Title: Ruhende Katze in der Landschaft, 1939. Un ejemplo máximoi, a mi oarecer, de la identificación del autor con la obra que pinta, o dicho de otro modo, de como el trabajo de pintar se integra en la imagen que uno ve en el lienzo.


Ruhende Katze in der Landschaft, 1939. Zentrum Paul Klee

Por otra parte, a una pintura de Klee dediqué la imagen de este Diario en la sección de Notas a imagen del mes (en concreto, de Diciembre de 2020),en concreto su cuadro “Ohne titel [alpine landschaft mit dem wagen] o Sín título: Paisaje alpino con carro”. Una pintura en la que vuelve a sorprenderme una de las líneas de trabajo de Klee, la combinación del verde y el rojo, dos colores a los que se les atribuye el valor de excitarse mutuamente, es decir, de que cada uno de ellos se potencie a la vista al lado del otro.

Dos colores que no aparecen en Sorolla, quién es maestro del blanco, pero también a mi parecer de la cromática del Mediterráneao. Al artista el gran Palacio Martorell le ha dedicado una colección de óleos en formato pequeño sobre tabla, cartón u otros materiales pertenecientes a la colección del Museo Sorolla.

También como a Klee, de la exposición me quedo con un Sorolla ja desde joven adicto al aprendizaje, a su trabajo de pintura, y me lo imagino yendo con su caballete u otros artilugios adonde quiera que iba. También que como aquél, me parece ver que en sus imágenes se fusiona también con lo que pinta, lo que ve como si fuera un fotógrafo, lo que observa lo refleja perfectamente como si fuera un retrato, ya sea paisajes, niños jugando en la playa, mujeres (empezando por su esposa) o personas trabajando, sin ningún trazo de miseria sino en toda su dignidad. De hecho, estimo a Sorolla por pintar una realidad también existente en el marco de los años de crisis por lo que también atravesaba España, pinta pescadores pobres, pero dignos.


"Pintando - 1885-1886"

Mirar sus cuadros es como ver poesía, como  el cuadro Nen al bany, de 1905, que fue la elegida para difundir la exposición. Al final de su trayectoria pictórica, y como al efecto se acaba la exposición, se muestra una cita del pintor con el que, como profesor, me identifico plenamente, “Ahora es cuando mi mano obedece por completo a mi retina y mi sentimiento, veinte años después! Realmente la edad en la que debe llamarse pintor: después de cuarenta de trabajo! (Rodolfo Gil citando Sorolla, en Joaquín Sorolla, 1913). Alcanzó la plenitud, y tal vez nos la ofrece para ayudarnos a alcanzar la nuestra.

 

 
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